Nacio en Quito el 19 de junio de 1935, hijo de Luis Felipe Borja del Alcázar y de Aurelia Cevallos de Gangotena. Casado con Carmen Calisto, hizo sus estudios primarios y secundarios en el Pensionado Borja y el Colegio Americano de Quito, respectivamente.
En la Universidad Central del Ecuador, siguió la carrera de Ciencias Políticas y Sociales, en la que obtuvo la Licenciatura en 1958 y dos años más tarde el Doctorado en Jurisprudencia. Cuando aún era estudiane fue presidene de la Asociación de Derecho de la Universidad Central del Ecuador y ejerció el periodismo en la radio HCJB, la Voz de Los Andes y en el diario El Comercio de Quito, actividades que le ayudaron a solventar sus estudios.
Justo antes de cumplir 27 años, fue electo diputado del Congreso Nacional,por la provincia de Pichincha el 3 de junio de 1962, en la lista del partido Liberal, cuando ocupaba la Presidencia de la República Carlos Julio Arosemena Monrroy. El golpe de estado militar del 11 de julio de 1963 interrumpio sus funciones de legislador. Esto obligó a Borja a dedicarse a la docencia, en la Universidad Central del Ecuador, como catedrático de la rama de Ciencias Políticas en 1966, ya desalojada del Poder la Junta Militar y resturada la institucionalidad civil, Borja fue seleccionado para formar parte de la Comisión Especial de Abogados encargados de asistir a la Asamblea Constituyente elegida el 16 de Octubre de aquel año con la misión de elaborar la nueva Carta Magna del país.
En 1968, crea el Partido Izquierda democrática (ID), que tuvo en Borja su principal dirigente e ideólogo.
Perdió las elecciones en 1984, frente al ingeniero León Febres Cordero por una mínima diferencia, pero en los comienzos de 1988 se impudo al abogado Abdalá Buraram Ortiz lider del PRE (Partido Roldosista ecuatoriano), llegando a la Presidencia
En 2007, fue elegido Secretario General de la Unión de Naciones Suramericanas, pero luego renunció.
Durante el primer año de mandatos, con los primeros problemas que se encontró, fueron la inflación, que llegó al nivel histórico del cien por ciento en mayo de 1989, y la deuda exterior de su país, que se eleva a unos 11.000 millones de dólares. Introdujo una reforma arancelaria y tributaria y una ley de exportaciones. Pero, en general adoptó una política de corte neoliberal, que le costó la pérdida del apoyo popular, cuando finalizó su mandato en 1992.
En la Universidad Central del Ecuador, siguió la carrera de Ciencias Políticas y Sociales, en la que obtuvo la Licenciatura en 1958 y dos años más tarde el Doctorado en Jurisprudencia. Cuando aún era estudiane fue presidene de la Asociación de Derecho de la Universidad Central del Ecuador y ejerció el periodismo en la radio HCJB, la Voz de Los Andes y en el diario El Comercio de Quito, actividades que le ayudaron a solventar sus estudios.
Justo antes de cumplir 27 años, fue electo diputado del Congreso Nacional,por la provincia de Pichincha el 3 de junio de 1962, en la lista del partido Liberal, cuando ocupaba la Presidencia de la República Carlos Julio Arosemena Monrroy. El golpe de estado militar del 11 de julio de 1963 interrumpio sus funciones de legislador. Esto obligó a Borja a dedicarse a la docencia, en la Universidad Central del Ecuador, como catedrático de la rama de Ciencias Políticas en 1966, ya desalojada del Poder la Junta Militar y resturada la institucionalidad civil, Borja fue seleccionado para formar parte de la Comisión Especial de Abogados encargados de asistir a la Asamblea Constituyente elegida el 16 de Octubre de aquel año con la misión de elaborar la nueva Carta Magna del país.
En 1968, crea el Partido Izquierda democrática (ID), que tuvo en Borja su principal dirigente e ideólogo.
Perdió las elecciones en 1984, frente al ingeniero León Febres Cordero por una mínima diferencia, pero en los comienzos de 1988 se impudo al abogado Abdalá Buraram Ortiz lider del PRE (Partido Roldosista ecuatoriano), llegando a la Presidencia
En 2007, fue elegido Secretario General de la Unión de Naciones Suramericanas, pero luego renunció.
Durante el primer año de mandatos, con los primeros problemas que se encontró, fueron la inflación, que llegó al nivel histórico del cien por ciento en mayo de 1989, y la deuda exterior de su país, que se eleva a unos 11.000 millones de dólares. Introdujo una reforma arancelaria y tributaria y una ley de exportaciones. Pero, en general adoptó una política de corte neoliberal, que le costó la pérdida del apoyo popular, cuando finalizó su mandato en 1992.
A mediados de 1990 su gobierno cometió un gravísimo error cuando ordenó la clausura de una estación de radio y la invasión al Congreso Nacional. A éste se sumaron las amañadas elecciones parlamentarias y un hecho también sin precedente que avergonzó a la universidad ecuatoriana: el diputado gobiernista Carlos González, para poder asumir un cargo, obtuvo en menos de 48 horas el título de Abogado de la República.
1991 comenzó con muy malos augurios para Guayaquil, la provincia del Guayas y especialmente la península de Santa Elena, cuando el gobierno se resistió a firmar el decreto por medio del cual se complementarían las obras del trasvase de agua para la península, obra que sería -como ha quedado demostrado- de gran beneficio no sólo para los agricultores costeños sino para la economía del Ecuador, pues dicha zona se convertirá en un extenso emporio de riqueza agrícola que abastecerá a todo el país. Por otro lado, la situación del pueblo se volvió desesperante debido a las medidas económicas adoptadas por el gobierno, por lo que una serie de huelgas y reclamos surgieron en todas las ciudades y a todo nivel.
1991 comenzó con muy malos augurios para Guayaquil, la provincia del Guayas y especialmente la península de Santa Elena, cuando el gobierno se resistió a firmar el decreto por medio del cual se complementarían las obras del trasvase de agua para la península, obra que sería -como ha quedado demostrado- de gran beneficio no sólo para los agricultores costeños sino para la economía del Ecuador, pues dicha zona se convertirá en un extenso emporio de riqueza agrícola que abastecerá a todo el país. Por otro lado, la situación del pueblo se volvió desesperante debido a las medidas económicas adoptadas por el gobierno, por lo que una serie de huelgas y reclamos surgieron en todas las ciudades y a todo nivel.
En los primeros días de enero de 1992 el Ecuador recibió, por invitación del gobierno, la visita del Presidente del Perú, Ing. Alberto Fujimori, quien vino especialmente para tratar las diferencias limítrofes que entonces sostenían nuestros países.
Era la primera vez que un mandatario peruano llegaba a territorio continental ecuatoriano “no como invasor”. En Quito, única ciudad que visitó, el pueblo lo recibió con aclamaciones y evidentes muestras de simpatía, como queriendo comprar con su aplauso la voluntad del mandatario peruano para que se pronuncie favorablemente a nuestro país en lo que respecta al Protocolo de Río de Janeiro, pero cuando habló en el Congreso Nacional, el mandatario peruano fue muy claro en indicar que el asunto del Protocolo de Río no era materia de discusión y que ni siquiera sería revisado; sostuvo enfáticamente su legitimidad y sólo aceptó buscar la forma para definir la zona fronteriza que aún no estaba delimitada.
Esta vez, fueron los congresistas, barras e invitados quienes aplaudieron largamente al presidente Fujimori, quien más tarde declaró que nunca, ni en su propio país, había sido tan aplaudido ni había recibido tantas muestras de afecto y simpatía.
A mediados de marzo llegó al Ecuador -de manera privada y de paso en viaje de vacaciones- el Gral. Augusto Pinochet, ex Jefe Supremo, ex Presidente de Chile y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de ese país; en esa ocasión, “la elemental cortesía, nobleza, tradición e hidalguía, que caracteriza a los ecuatorianos, se contradijo por la forma desairada como el Primer Mandatario se expresó a la llegada del ex presidente chileno a nuestro país” (Dr. Eduardo Peña Triviño.- El Telégrafo, marzo 21 de 1992).
Era la primera vez que un mandatario peruano llegaba a territorio continental ecuatoriano “no como invasor”. En Quito, única ciudad que visitó, el pueblo lo recibió con aclamaciones y evidentes muestras de simpatía, como queriendo comprar con su aplauso la voluntad del mandatario peruano para que se pronuncie favorablemente a nuestro país en lo que respecta al Protocolo de Río de Janeiro, pero cuando habló en el Congreso Nacional, el mandatario peruano fue muy claro en indicar que el asunto del Protocolo de Río no era materia de discusión y que ni siquiera sería revisado; sostuvo enfáticamente su legitimidad y sólo aceptó buscar la forma para definir la zona fronteriza que aún no estaba delimitada.
Esta vez, fueron los congresistas, barras e invitados quienes aplaudieron largamente al presidente Fujimori, quien más tarde declaró que nunca, ni en su propio país, había sido tan aplaudido ni había recibido tantas muestras de afecto y simpatía.
A mediados de marzo llegó al Ecuador -de manera privada y de paso en viaje de vacaciones- el Gral. Augusto Pinochet, ex Jefe Supremo, ex Presidente de Chile y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de ese país; en esa ocasión, “la elemental cortesía, nobleza, tradición e hidalguía, que caracteriza a los ecuatorianos, se contradijo por la forma desairada como el Primer Mandatario se expresó a la llegada del ex presidente chileno a nuestro país” (Dr. Eduardo Peña Triviño.- El Telégrafo, marzo 21 de 1992).
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